Wednesday, June 24, 2015

¿Tenemos Que Aborrecer A Nuestra Familia Por Cristo?

​  "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:26).

Jesucristo fue un maestro sin comparación. No hubo nadie más amable o, por otro lado, más estricto que él. A veces su enseñanza fue muy directa y difícil de entender para la gente. En una ocasión los discípulos dijeron: "Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?" (Juan 6:60). La mayor parte de la enseñanza de Cristo incluía como los discípulos dijeron "dura es esta palabra." Sin embargo, en el día de hoy, mucha de la enseñanza en el mundo religioso incluye solo la parte más ligera o suave. Es más fácil convertir a alguien cuando se le enseña la parte fácil y suave del evangelio dando la idea que ser discípulo de Cristo no es difícil y que cuesta casi nada. Creo que esta es una razón por la que la iglesia no está creciendo mucho; porque los discípulos no sienten la obligación de trabajar en la obra de la iglesia. El resultado de esto es una iglesia muy débil y en algunos lugares está a punto de cerrar las puertas.

  El Señor no quería engañar a nadie acerca de las condiciones de ser su discípulo. Las duras palabras son testigos de este hecho. Cuando uno empieza a construir una casa, tiene que calcular los costos de la construcción. Todos hemos visto casas o edificios que alguien empezó pero por una razón u otra no pudo terminar la construcción. En muchos casos es porque no se calculó el costo y quedó como una vergüenza para él. Uno no debe entrar en la batalla espiritual de la salvación sin saber lo que la batalla exige del discípulo. Debemos poner atención a lo que Jesús dijo acerca de ser discípulo.

  El pasaje que queremos considerar es muy emocional porque habla de la relación que tenemos con nuestra familia carnal. Para algunos nada es más importante que su propia familia. Generalmente cuando se ataca a un miembro de la familia se tiene que batallar con toda la familia. Porque todos conocen el dicho: "La sangre es más espesa que el agua." Sin embargo, Jesús usó la palabra "aborrecer" a su familia para poder ser su discípulo. La palabra "aborrecer" es una palabra muy fuerte y no pensamos en usarla con referencia a nuestra familia. ¿Jesús está enseñando que tenemos que aborrecer literalmente a nuestra familia para ser su discípulo?

  Cuando pensamos en las reglas de interpretación encontramos una regla que dice que debemos entender la palabra en sentido literal a menos que sea imposible entenderla de esa manera. Encontramos un problema con una interpretación literal de esta palabra porque aparentemente está en contra de casi toda la enseñanza de Jesús. Una característica de Jesús era el amor que tenía para casi toda la humanidad. Recuerda estas palabras de Jesús: "Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 19:19). "Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo" (Juan 11:3). "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44). Estos tres pasajes muestran el amor de Jesús. Parecería que la palabra "aborrecer" en Lucas 14:26 no debe ser interpretada literalmente.

  Muchos comentaristas piensan que la palabra "aborrecer" debe ser interpretada en sentido relativo. La idea es que uno debe amar a Cristo tanto que parezca que aborrece su familia. Creo que esta es la interpretación más común para este pasaje. Sin embargo, esta no puede ser la interpretación porque lo más que amamos a Cristo, amamos más a nuestra familia también. Hay otro punto en este asunto. Notemos otra vez el versículo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:26). Cuando uno se hace discípulo de Cristo tiene que aborrecer a su familia. Uno no espera que, después de hacerse discípulo, su amor por Cristo aumente al punto de aborrecer a su familia. Si la persona tiene que aborrecer a su familia antes que pueda ser discípulo de Cristo, necesitamos añadir otro paso en el plan de salvación. No creo que esta sea la interpretación correcta del versículo.

  Debemos considerar otro punto. La última parte del versículo dice: "y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo." No creo que uno se pueda aborrecer a si mismo. A veces estamos muy decepcionados con nosotros mismos porque fallamos en una cosa u otra. Pero esto no quiere decir que nos aborrecemos nosotros mismos. Alguien puede argumentar que el acto de suicidio es un ejemplo de que uno se aborrece a si mismo. No lo creo. Hay dos razones por las que uno se suicida. Una razón es: porque la persona es un enfermo mental; una segunda razón es: porque la persona no quiere o no puede enfrentar ciertas situaciones en su vida y no ve otra solución a la crisis. Ninguna de estas razones demuestra aborrecimiento por si mismo.

  Entonces, ¿cual es la interpretación del versículo? El siguiente versículo puede ayudarnos en la interpretación. "Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:27). Jesús puso otra condición para ser discípulo de él. Tiene que aborrecer a su familia y llevar su cruz. Notemos que Cristo dijo esto antes de su crucifixión. Hoy, cuando pensamos en nuestra cruz, reflexionamos en la cruz de Cristo. La gente que escuchó a Cristo no entendió nada acerca de la cruz de Cristo. Sin embargo, la cruz tenía significado para ellos. Significa tres cosas por lo menos. La cruz significa muerte, dolor y vergüenza. Todo el mundo entiende esto. Creo que no toda la gente que escuchó a Cristo había visto a alguien morir en una cruz, pero todo el mundo entendió el propósito de la cruz. Es como hoy no tiene que ser testigo de la muerte de uno en la horca para entender el propósito de la horca. Cuando uno menciona la horca o la silla eléctrica todo el mundo entiende que son instrumentos de muerte, dolor y vergüenza. Cuando Cristo menciona la cruz inmediatamente la gente sabía que habla de muerte, dolor y vergüenza. Cristo sabía que podría morir en la cruz y que algunos de sus discípulos, después del establecimiento de la iglesia, sufrirían vergüenza, dolor y muerte. Cristo quería que uno entendiera el costo que uno podría tener que pagar para ser cristiano. La vida del discípulo de Cristo no era fácil sino que podría incluir mucho dolor y, posiblemente, la muerte. Ser discípulo de Cristo estaba poniendo su vida en peligro. Ellos vivieron en los días cuando la persecución de cristianos era muy común y era un tiempo muy difícil. El gobierno podía entrar en las casas de los hermanos y llevar a los cristianos cautivos metiendolos en cárceles y matando a algunos. Por eso, cuando uno quería bautizarse para perdón de pecados, su familia, que no era cristiana, podría tratar de persuadirle a dejar o abandonar su fe en Cristo. En este caso la persona tenía que escoger entre Cristo y la familia. La familia infiel no entendía por qué un familiar quería ponerse a si mismo en peligro por Cristo. Es posible que algunos pensaran que aborrecía a su familia cuando se hacía cristiano.

  La familia a veces es un obstáculo para algunos en su obediencia al evangelio. Escuché a alguna persona que quería bautizarse para perdón de sus pecados pero porque la familia no estaba de acuerdo con su decisión, la persona no se bautizó. Es una lastima que la familia le impida a uno su obediencia a Cristo. Recuerdo la esposa de Job. Cuando Job estaba sufriendo tanto con una sarna maligna ella le dijo: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" (Job 2:9). Ella pensaba que era mejor morir que seguir fiel a Dios. Mucha gente piensa lo mismo hoy y por eso no son amigos de Cristo ni de un cristiano. La persona infiel no entiende las cosas de Dios y ve solamente las cosas inmediatas. Job estaba sufriendo tanto físicamente pero no perdió la esperanza de la vida eterna.

  La persona, en el primer siglo, que quería ser discípulo de Cristo tenía que tomar la decisión sabiendo que su familia posiblemente la rechazara. Si la familia apoyaba o no, la persona tenía que seguir a Cristo. Si la persona fuera perseguida y amenazada por su fe y obediencia a Cristo, tenía que ser fiel a Cristo.

  Jesús estaba hablando de circunstancias especiales cuando dijo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14:26). Cristo no quería decir que el discípulo aborreciera literalmente a su familia, pero parece que sí, cuando lo lee sin considerar el tiempo en que fue dicho. En el día de hoy es muy raro cuando nuestra fe en Jesucristo pone nuestra vida en peligro o es perseguido por su fe.

  ¿Qué significa este pasaje para nosotros hoy? En el tiempo presente no estamos enfrentando la misma situación que los cristianos del primer siglo. Esto no quiere decir que las cosas pueden cambiar a ser más o menos iguales a la persecución de la iglesia primitiva. Oramos siempre para que podamos tener la libertad de obedecer a Cristo y seguir sus mandamientos que encontramos en el Nuevo Testamento.

  No se nos ha mandado aborrecer a nuestra familia literalmente o relativamente. Debemos amar a nuestra familia y proveer para ellos. Sin embargo, hay una verdad que es enseñada por este pasaje para nosotros hoy. Hay cosas que pasan en nuestra vida en que no tenemos la opción de aceptar o rechazar. Por ejemplo, nadie quiere estar en un accidente donde personas murieron. Sin embargo, estas cosas suceden. En este caso la persona está envuelta en el accidente pero no porque escogió el accidente u otras cosas similares.

Ahora consideramos otro punto, todos los días tenemos que enfrentar decisiones que tenemos que hacer. Algunas de estas decisiones no tienen una influencia directa sobre nuestra obediencia a Cristo y otras decisiones sí tienen una gran influencia sobre nuestra vida espiritual. Podemos poner el ejemplo acerca de nuestra necesidad de congregarnos en la asamblea de la iglesia. La Biblia dice: "no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:25). No hay duda que el cristiano tiene que congregarse. Sin embargo, a veces la familia, amigos, trabajo, etc. están exigiendo que dejemos la iglesia para cumplir un deber con ellos. ¿Qué debemos hacer? Cuando estamos enfrentados con la decisión de escoger entre una cosa del mundo o nuestra obediencia espiritual, siempre escogemos a Cristo primero. Nuestro compromiso con Cristo es más que nuestro compromiso con la familia, amigos, trabajo, etc. El cristiano no está buscando los problemas ni quiere ponerse a si mismo en peligro, pero si porque ponemos a Cristo en el primer lugar en nuestra vida estos problemas vienen, tenemos que sufrirlos como cristianos. El apóstol Pedro dijo: "pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Pedro 4:16). Nuestro amor y servicio a Cristo deben ser más que nuestro amor por nuestra familia y aun por nosotros mismos. La aprobación de la familia es importante para todos nosotros, pero no debemos permitir que esta aprobación nos impida cumplir nuestro deber como cristiano.

  El precio de ser discípulo de Cristo es muy caro. Debemos recordar las palabras de Jesús cuando dijo: "Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará? Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga" (Lucas 14:33-35). Cristo dijo que el cristiano es como la sal. Cuando la sal es buena, es útil, pero cuando no es buena se pierde su propósito y no sirve para nada y es arrojada fuera. En la misma manera un cristiano tiene valor cuando cumple la voluntad de Dios, pero si no hace la voluntad de Dios será rechazado y arrojado fuera. Esto debe ser un aviso para todos los cristianos para continuar fieles en el Señor.

  El apóstol Pablo escribió esto cuando estaba en las últimas horas de su vida: "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida" (2 Timoteo 4:6-8). El apóstol Pablo podía haber escogido una vida más fácil, sin persecución y dificultades, si se quedaba con los demás judíos. Pero escogió la vida de un cristiano y sufrió tanto por su decisión. Sin embargo, lo que esperaba el apóstol Pablo era la "corona de justicia." El escogió lo mejor. Debemos tomar la misma decisión como Pablo para recibir la "corona de justicia" también.

  Hay unas palabras que todo el mundo quiere oír. Estas palabras son las palabras de Cristo: "Bien, buen siervo y fiel; . . . entra en el gozo de tu señor" (Mateo 25:21). Podemos escuchar estas palabras si seguimos fieles a la Palabra de Dios y ponemos a Cristo en el primer lugar en nuestra vida.

¿Tenemos Que Aborrecer A Nuestra Familia Por Cristo?

M. Robert Helwig